viernes, 15 de diciembre de 2006

Rascándose la barriguita

Jaén, 1976 Santi en la entrada de casa. No había quien la inmovilizara para hacerle la foto. Hubo que ponerle unas gafas en la mesa e invitarla a cogerlas.
Cuando murió Franco desfilaron miles de personas delante de su féretro, y ella estuvo una semana haciendo las mismas reverencias, cada vez que pasaba por delante del televisor inclinaba la cabeza y seguía con sus juegos.

Otro recuerdo vivo es que al crecer hasta la altura de la mesa del salón, se dio unos cuantos golpes en la misma, y cuando jugaba sin mirar y creyendo que estaba la mesa cerca ladeaba la cabeza sin venir a cuento y estaba graciosísima.

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